TENER UN HUERTO EN CASA

PLANTAR EN EL JARDÍN


El cultivo de las hortalizas en el hogar se ha extendido de tal forma que ya es extraño tener una parcela de tierra en las casas que esté sin labrar. Grandes beneficios se derivan de este uso, pues los productos que obtenemos son de extraordinaria calidad y nuestros jardines están mucho más aprovechados. Además, gracias al cuidado del huerto, son muchas las personas que han encontrado una magnífica afición para aprovechar el tiempo de ocio.


Otra ventaja es la mínima merma de propiedades de las hortalizas recién cortadas, a diferencia de las que se comercializan, que llevan cosechadas mucho más tiempo y se han desprendido ya de buena parte de sus nutrientes. A esto se suma el sabor, que evidentemente no es comparable entre unas y otras. El ahorro económico es otro aliciente, además de la sana y saludable tarea que resulta cuidar el huerto, apta y recomendable para cualquier componente de la familia.


huerto jardín

La superficie


La longitud del terreno varía en función del espacio disponible. Para hacernos una idea, contando con un espacio de 20 a 25 metros cuadrados tendremos suficiente y así gozar del placer de llevar frutos recién cultivados a nuestra mesa todo el año. Se recomienda que el suelo sea arenoso o arcilloso y tenga un buen drenaje.


Otra forma de evitar sorpresas desagradables es pronosticar inconvenientes que nos pueden perjudicar como, por ejemplo, el clima. Existen situaciones extremas, como una nevada, que son capaces de arruinar toda la cosecha. En tales casos es preferible reemplazar los vegetales por nuevas plantas, aunque sean de distinta variedad. Otra opción es sembrar de nuevo, para lo que debemos consultar los calendarios de sembrado, transplantes y los ciclos vitales de las especies.


Especies de cultivo


Es sabido por todos que, al igual que las frutas, las verduras tienen cada una su época. Los periodos de plantación son muy importantes y tan sólo existen dos especies que nos permiten hacerlo durante todo el año: el rábano y los guisantes.


El mes favorito de los vegetales parece ser Septiembre, que es cuando inician el ciclo la mayoría de las hortalizas, por ejemplo: alcachofas, acelgas, apio, remolacha, maíz, pepino, pimientos, sandías y tomates. Para tener un huerto completo, sólo nos faltan las hierbas aromáticas. Podemos recurrir al cilantro, la albahaca, la menta, el romero, la salvia, entre otras variedades.


¿Semillas o macetas?


Para todos los gustos. Comprar las plantas para el huerto te ofrece dos opciones, germinadas en maceta o semillas. Cualquier amante de la naturaleza encontrará satisfactorio ver su huerto crecer poco a poco de las pequeñas semillas. Otros, sin embargo, son más impacientes y prefieren recurrir a viveros, donde las plantas ya están más desarrolladas y, por tanto, tardan menos en ofrecernos sus frutos.

Ahorrar dinero como horticultor es muy fácil, ya que se pueden utilizar las semillas que produce cada cosecha para posteriores siembras (multiplicación). Si es la primera vez que cultivamos verduras y hortalizas, tendremos que comprarlas: se recomiendan las semillas que vienen con un sistema de protección de epidemias, plagas o enfermedades. En cualquier caso, los viveristas nos aconsejarán las más adecuadas para nuestro clima y terreno.

La desventaja de las semillas es que muchas plantas tienen un desarrollo excesivamente lento y que requieren muchos cuidados adicionales. Si te armas de paciencia, conseguirás unos resultados excelentes, en especial, con las anuales, bianuales y perennes.


Organiza los cultivos


huerto jardínLa organización es imprescindible para lograr nuestra meta. Los terrenos deben subdividirse en parcelas y, cada una de ellas, albergará un producto diferente. Sin embargo, no se pueden segmentar sin un orden para ello podemos usar diferentes sistemas para acotar nuestros cultivos. Las dimensiones mínimas han de ser 5 m. de largo por 1 m. de ancho, pero cuanto más ancho sea mucho mejor, ya que facilitaremos el movimiento en la zona. La disposición se hará buscando la exposición solar más favorable. El aire, sol y agua son estrictamente necesarios para el correcto desarrollo de nuestros vegetales, así que procuraremos no tener cerca otros árboles o arbustos con el fin de no tener que compartir con ellos estas fuentes de vida.

Después de establecer nuestro terreno y plantar las semillas, no podemos dejar que un simple pisotón nos lo estropee. Las raíces de las plantas y los demás seres vivos que habitan bajo el suelo son para nosotros una garantía de supervivencia de los vegetales (las raíces construyen cámaras de aire, remueven el suelo...) y no debemos modificar su ritmo de desarrollo. La solución es cercar la zona con redes, muy prácticas porque no necesitan mantenimiento, y que pueden ser de distintos materiales, principalmente hierro o plástico.


El Riego


No hay una regla general en cuanto a la cantidad de agua a añadir a nuestro huerto, pero según la fisionomía y morfología de los vegetales se pueden hacer algunas distinciones:


Los vegetales de hojas anchas y los jugosos, como las coliflores, las lechugas o las acelgas, por lo general necesitarán aportes de agua más regulares y abundantes, de alrededor de 2 litros por planta.

Los vegetales de frutos carnosos, como los tomates, los calabacines o las berenjenas, requerirán un riego regular una vez formados los frutos, así como riegos muy copiosos después de la recolección. Durante la época de floración se deberá limitar bastante el riego, más en cuanto a cantidad que a frecuencia. Los vegetales cuyos frutos u hojas vayamos a guardar durante un período de tiempo variable antes de consumirlos, como los ajos, las cebollas o diversas plantas medicinales, en general requerirán de riegos escasos (medio litro por planta bastará).

Para finalizar, y a modo de regla no escrita, diremos que la mayor parte de las hortalizas, en circunstancias climáticas normales, van a necesitar un riego moderado de aproximadamente 1 litro de agua por planta.


huerto jardín

Sistemas de Riego


Si lo que tenemos son unas pocas hortalizas en macetas o en una mesa de cultivo, lo más práctico e inteligente será simplificar, pues con una sencilla regadera cubriremos las necesidades de nuestros vegetales sin tener que pensar en soluciones más complejas. Si, por el contrario, disponemos de una buena porción de tierra en la que tenemos montado un verdadero huerto, deberemos pensar en otras alternativas, algunas de las cuales comentamos a continuación:


Riego con manguera:

Riego jardínTécnica frecuente en huertos de pequeñas dimensiones como huertos urbanos o huertos escolares. Tiene la ventaja de que no requiere de ningún tipo de instalación, pero también tiene algunos inconvenientes, como lo es el hecho de que nos obligará a dedicar gran parte de nuestro tiempo en algo que en principio no nos lo debe quitar, el de mayor importancia, es que normalmente no se riega bien el suelo. Suele ocurrir que se moja la parte superficial del suelo, quedando mayoritariemente seca la parte más profunda, en la que se encuentran las raíces.



Riego por inundación:

Riego jardínEs una técnica muy tradicional que se emplea sobretodo cuando tenemos el huerto organizado mediante surcos o bancales. Lo cierto es que el balance hídrico que ofreceremos a nuestros vegetales si utilizamos esta técnica será bastante pobre y desequilibrada. Dado que consiste, como su propio nombre indica, en inundar por completo esos surcos o bancales en los que tenemos distribuidos los diferentes cultivos, por lo que ofreceremos cantidades excesivas de agua a nuestras plantas unos días, y otros, por el contrario, pasarán mucha sed. Este desequilibrio temporal en el aporte de agua no va a ser precisamente bueno para la salud del huerto.



Riego por aspersión:

Riego jardínMétodo de riego bastante asequible en cuanto a sencillez y económicamente hablando. Se trata de una aspersión de agua, mediada por aparatos de aspersión normalmente muy fáciles de instalar. A pesar de estas ventajas, debemos señalar un inconveniente importante: al tratarse de un sistema que precipita agua directamente, no solo moja el suelo, sino también las plantas, sus hojas y sus tallos, por lo que las infecciones por hongos y bacterias serán más comunes o, como mínimo, encontrarán un medio mucho más adecuado para reproducirse.




Riego por goteo:

Riego jardínLa principal ventaja de este sistema es que la cantidad de agua usada será la mínima, siendo los resultados obtenidos muy satisfactorios. Esto es posible por la propia morfología del sistema, compuesto por mangueras con goteros que van dejando caer una mínima cantidad de agua pero de manera constante. Además, es un sistema que te permitirá programar (mediante programadores de riego, muy comercializados actualmente) y dosificar el agua que quieras aportar a tu cultivo en función de la época del año o su ciclo vegetativo, pudiendo mantener el punto de humedad óptimo en cada circnstancia concreta.




Riego por exudación:

Riego jardínEs una técnica que aporta agua a nuestro cultivo de manera continua a través de un sistema de tubos porosos que exudan agua a lo largo de toda su longitud y por la totalidad o parte de su superficie. De este modo, el agua exudada mediante este sistema de tubos porosos crean una red de columnas de humedad, de anchura considerable y muy uniformes, a lo largo de toda la extensión por la que tengamos distribuidos los tubos. Este sistema tendría más o menos las mismas ventajas que el riego por goteo, pero además tendría una añadida, y es que el riego por exudación funciona gracias al gradiente de humedad, es decir, que el agua que sale por exudación de los poros, es justamente la que necesitará la tierra en un momento dado, ni más ni menos. Esto conlleva que, a medida que el sustrato o tierra se seca, el sustema de tubos aporta más agua; y cuando la tierra empieza a estar lo suficientemente humedecida, el agua deja de surtir. Así, es evidente que esta técnica está muy en consonancia con el ahorro hídrico, puesto que sólamente regamos lo que la tierra nos pide.


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